Como sabemos, se trata de unos edificios religiosos propios de la arquitectura musulmana.
En principio, su estructura es simple: se accede a la mezquita por un patio en el cual se encuentra una fuente para la purificación. Ese patio puede estar rodeado de recintos semi-poligonales o iwanes, que, en ocasiones, son puertas que dan acceso a construcciones y edificios que rodean la mezquita.
Tras al patio, se encuentra la sala de oración. Esta sala puede estar cubierta por un sistema de cúpulas (una o varias) o naves cubiertas por bóvedas.
Al fondo se encuentra el muro final o quibla, en el cual existe un punto hacia el que se dirigen los fieles cuando oran. Este punto se suele marcar con un nicho abovedado o mihrab. Además, en ese muro suele existir una especie de cátedra elevada desde la que el imam dirige la oración. Esta cátedra se denomina minbar.
Muchas veces, a esta estructura se añade el alminar o minarete, término que procede del árabe minara, o faro. Este faro adopta formas muy curiosas en ocasiones. Por ejemplo, en la zona entre el Tigris y el Eúfrates las mezquitas presentan minaretes con forma de zigurat, es decir, helicoidales, que, además, están separados del resto de la mezquita.
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