EL MUNDO, SEGÚN PETERS

lunes, 23 de enero de 2017

Las invasiones vikingas

En el 793 una incursión de hombres del Norte, northmen o vikingos, fue saqueado el monasterio de Lindisfarne, en Northumbria.

Con ello se inicia el período de las invasiones por parte de poblaciones del Norte, que tuvieron lugar durante los siguientes 300 años. 

Si bien existen referencias vagas a pueblos germanos del mar Báltico y Escandinavia en las fuentes romanas,1 sus ataques y su aparición en la escena política europea cobran relevancia con el saqueo del monasterio de Lindisfarne (793) en el norte de Gran Bretaña, al que pronto siguieron ataques a otros monasterios. Los anales y crónicas de los dos siglos siguientes están repletos de relatos aterradores. Su actuar violento aterrorizó a las antiguas comunidades, que, aunque acostumbradas a la guerra, no tenían forma de prever cuándo habría una incursión y sufrían una carencia de poderes fuertes en los comienzos de la Edad Media. Estos ataques sumados a los de los húngaros y ávaros, a la presión de pueblos eslavos en Europa Oriental y a la de los árabes en el Sur fueron tanto causa como consecuencia de un período de inestabilidad que favoreció la descentralización política del feudalismo.
Durante los siglos siguientes, los vikingos y sus descendientes tuvieron gran influencia en la historia europea. En las islas británicas gobernaron durante muchos años hasta ser finalmente derrotados por los normandos, descendientes de vikingos que habían recibido tierras en Normandía (Francia). 
En Italia, estos hombres del Norte (en realidad, descendientes suyos) fundaron el reino normando de Sicilia e incluso llegaron a influir con sus incursiones en el Califato de Córdoba y en el Imperio bizantino. A través de los ríos del norte intervinieron repetidas veces en el mar Báltico y en Rusia, cuyos primeros estados (la Rus de Kiev) aparecen vinculados a aventureros vikingos o varegos
El final del período suele considerarse en la batalla del puente de Stamford, en el 1066, cuando muere el rey Harald el Despiadado, aunque los historiadores daneses amplían hasta 1085 con el final del reinado de Canuto IV de Dinamarca.3 Si bien la influencia nórdica siguió siendo relevante, la aculturización de normandos en Francia, Inglaterra e Italia, las victorias militares de varios estados como Francia que lograron asegurar las costas y la propia disminución de incursiones escandinavas con la cristianización de Escandinavia supusieron paulatinamente el final de su actividad tal y como se conocía.














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