EL MUNDO, SEGÚN PETERS

lunes, 28 de agosto de 2017

Fortificaciones medievales: las Iglesias fortificadas de Transilvania

El hecho de que el sultanato de los Otomanos presionara desde 1299, cuando acabaron con gran parte de las monarquías de los Balcanes, hizo que la zona fuese especialmente peligrosa. Por este motivo, en muchas zonas las aldeas se establecieron alrededor de una iglesia fortificada que les garantizase su supervivencia. La falta de recursos para edificar una muralla más amplia, y la mayor dependencia de la Iglesia que de un señor militar, hicieron el resto. 

En estas fotografías podremos observar algunas de estas Biserica fortificata. Las tres primeras corresponden a la localización por la zona de Transilvania de estas edificaciones. Las restantes, imágenes de dichas iglesias propiamente dichas. 

Podemos comprobar que algunas de ellas eran románicas, mientras que otras eran ya propias del estilo gótico tardío. 













Por ejemplo, las que aquí aparecen pertenecen a la población de Hosman, de origen sajón. 





Fortificaciones medievales: la ciudadela de Sighisoara




















Fortificaciones medievales. El castillo de Poenari en el contexto del mundo feudal

Las imágenes que presentamos a continuación pertenecen al castillo o fortaleza de Poenari, también conocido como Ciudadela Poenari (Cetatea Poenari en rumano).

Esta fortificación se trata de es un castillo en ruinas, en el Distrito de Argeș (Căpăţânenii Pământeni pueblo de la comuna Arefu) en el valle del río Argeş, cerca a las montañas Făgăraş. Se halla encima de un acantilado, al lado derecho de la carretera Transfăgărăşan que asciende a las montañas. 

En estte momento atrae a muchos turistas porque fue la fortaleza de Vlad Tepes, el voivoda de Valaquia (hoy en el sur de Rumanía) que inspiró a Bram Stoker para su obra Drácula.
Fue erigido a comienzos del siglo XIII por gobernantes de Valaquia. Alrededor del siglo XIV, Poenari fue la principal ciudadela de los mandatarios de Besarabia. En las siguientes décadas, el nombre de los residentes cambió algunas veces, pero finalmente el castillo fue abandonado y quedó en ruinas. Sin embargo, en el siglo XV, con la intención de poseer una fortaleza en lo alto de un precipicio de roca escarpada, Vlad III el Empalador reparó y consolidó la estructura. 

Como sabemos, Vlad III el Empalador fue un voivoda rumano dependiente de la dinastía reinante en Hungría, los Hunyadi. Como consecuencia del avance turco sobre los Balcanes, tuvo que enfrentarse a varios problemas para ejercer su autoridad. Por un lado, a los otomanos (que en 1453 ya habían tomado Constantinopla y, en 1526, acabarían con Luis II en la batalla de Mòhacs). Por otro, a los boyardos y al conde de Hungría, Juan Hunyadi.  

Era hijo de Vlad Dracul, conocido de esta forma porque había entrado en la Orden del Dragón, una de tantas órdenes militares medievales. 

Como consecuencia del avance de estos turcos, y de la presión de los boyardos (nobles rumanos de la Edad Media), sobre los que se tuvo que imponer, el voivoda Vlad III tuvo que recurrir a métodos brutales para ejercer su autoridad sobre el territorio, y conservarla. Como ya sabemos, estos métodos podían ser la exajeración, en un contexto de tensiones sociales y políticas importantes, de las atribuciones que disfrutaban los señores feudales. Vlad III era uno de ellos ya que consiguió acabar con el anterior voivoda y ocupar su lugar.