EL MUNDO, SEGÚN PETERS

jueves, 20 de octubre de 2011

Algunos ejemplos de escultura románica

La escultura románica es una manifestación artística muy interesante. De hecho, es una forma de expresión artística que hoy en día ha ejercido una influencia muy importante en algunos artistas contemporáneos.

Sus características esenciales pueden resumirse de la siguiente manera:

Respecto al soporte sobre el que podemos encontrar obras escultóricas románicas, podemos citar los capiteles de las columnas, las portadas de las iglesias románicas, los retablos, o pequeñas obras exentas (es decir, que no están unidas a nada) en madera o marfil.

En cuanto a las características formales, podemos hablar de varias. En primer lugar, las obras románicas no son naturales (antinaturalismo), porque no pretenden representar la realidad, sino influir en el espectador, impresionándolo. En esta línea, podríamos hablar del expresionismo, ya que pretenden mostrar estados de ánimo muy extremos (pena, sufrimiento, gozo, dolor, miedo...). De esta forma, las figuras aparecen, en muchas ocasiones, deformadas, o excesivamente alargadas y estilizadas.

De la misma forma que las figuras se deforman, a veces esta deformación es tan intensa que se roza la abstracción. Es decir, que se utilizan elementos que no representan nada en concreto que se pueda reconocer. Repitamos que lo importante no es representar la realidad, sino impresionar a un público que, muchas veces, es completamente analfabeto y utiliza las imágenes de las iglesias para aprender.

En relación con la falta de naturalismo y la estilización y deformación de las figuras está la falta de proporcionalidad entre las partes del cuerpo. De nuevo repitamos que lo esencial no es representar la realidad de forma fiel y ajustada, sino expresar una idea que, además, es religiosa.

A causa de la falta de interés por la realidad, los escultores del románico no se interesan por representar el movimiento, con lo que las figuras son muy rígidas.

Respecto a los TEMAS, evidentemente no encontramos ante obras religiosas, que representan o temas que aparecen en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, o escenas de los vicios que se deben evitar, según la moral que enseña la Iglesia medieval. Como resultado de ello observamos las siguientes representaciones:























  • El pantocrátor, es decir, Cristo en majestad, dentro de una mandorla, especie de marco con forma de almendra invertida. 
  • El Tetramorfos (de tetra, cuatro, y morfos, forma): los cuatro evangelistas representados de la siguiente manera: 
    • San Marcos: un león.
    • San Mateo: un ángel o un hombre
    • San Lucas: un toro.
    • San Juan: un águila. 
  •  Los 24 ancianos que, según el Apocalipsis de San Juan, aparecerían en el Juicio Final
  • La Virgen, en un trono, con una corona y con el Niño con una corona también (porque se pretende dar a entender el poder de los protagonistas de la religión cristiana). 
  • La crucifixión de Cristo.
  • El crismón, que representa al Espíritu Santo. 
  • A veces, el bestiario fantástico: seres monstruosos como grifos, arpías, basiliscos, centauros...y, por supuesto, demonios y ángeles. 
Como es evidente, se trata de arte simbólico que trata de representar el poder feudal: el SEÑOR de todo, Dios, es el DOMINADOR o DOMINUS, pero se sirve de vasallos organizados jerárquicamente en torno a un centro, que es la divinidad. Así pues, se trata de un arte teocéntrico-simbólico que intenta, mediante símbolos, expresar la idea del poder de Dios como juez poderoso. No se trata de expresar la realidad tal cual es, sino de expresar una idea. Es, por ello, un arte conceptual. 

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