EL MUNDO, SEGÚN PETERS

domingo, 28 de agosto de 2016

Espacio generado dentro de las iglesias románicas: Saint Trophime de Arlés

Como sabemos, el arte románico es el estilo de expresión artística de la Europa occidental en la plena Edad Media.

En este período, tras la consolidación de los reinos cristianos, básicamente  de origen germánico, en los territorios del antiguo Imperio Romano de Occidente (creado en el 395 con la división del Imperio por Teodosio entre Arcadio y Honorio), las relaciones económicas y sociales crearon una mentalidad que se materializaba, entre otros elementos, en un estilo denominado como Románico. 

Esta denominación se debe a que entre los elementos artísticos utilizados predominaron aquellos que procedían del antiguo Imperio Romano.

Sus características, que no reproduciremos aquí, eran el resultado de un sistema de poder que era el producto de la forma de gestión de los recursos, y de la organización social.

Como consecuencia. nos encontramos ante un estilo en el que el objetivo era adoctrinar, enseñar, a una población predominantemente analfabeta, los elementos esenciales de la religión cristiana. Unos elementos esenciales en los que el tipo de sistema de poder, las relaciones feudo-vasalláticas, predominaban. Es decir, un sistema de poder en el que el señor, desde Dios (el Señor), ejercía su poder político (que, por ello, era no sólo legislativo, sino ejecutivo y judicial) sobre unos vasallos que le debían fidelidad y obediencia.

Esta fidelidad y obediencia se manifiestan con fidelidad en la obra que a continuación se presenta aquí, la Catedral de San Trófimo, en Arlés.

En concreto, en estas imágenes comprobamos el espacio generado dentro de una iglesia románica típica, del siglo XII, si bien es cierto que la cabecera y el deambulatorio son góticos, en concreto, del siglo XV. 

Este aspecto es muy importante, ya que la forma de analizar una obra de arquitectura no se debe limitar a una descripción de los elementos estéticos e iconográficos, sino al análisis del espacio que se genera. Y, de forma necesaria, la relación entre esa forma de espacio aludida y el sistema de relaciones sociales, económicas y políticas. 


La nave central, de unos 20 metros de altura, destaca considerablemente sobre las naves laterales, más estrechas y de menor altura, lo que contribuye a crear esa imagen de entrar dentro de un edificio en el que hay que someterse a la voluntad de Dios. En caso contrario, al creyente le ocurrirá lo que aparece advertido en la portada de entrada: tras el Juicio Final, parte de las almas, las que no cumplan con lo prescrito, verán las puertas del Paraíso cerradas, con lo que serán castigados por los demonios, que aparecen representados en forma de leones. 


Además de las imágenes, hemos decidido incluir, como un elemento más de apoyo, una fotografía de la planta del edificio. En esta imagen se pueden comprobar las diferentes ampliaciones a lo largo de los siglos, de lo cual se pueden deducir diversas conclusiones.

En concreto, comprobamos que la cabecera es netamente gótica, tanto por la imagen en planta, como en las imágenes posteriores de la girola, donde observamos unas bóvedas de crucería de arcos apuntados.

Arcos apuntado también comprobamos en las arcadas que se abren entre las naves laterales y la nave central.


La nave central es magnífica. Arcos de medio punto ligeramente apuntados que se prolongan dando lugar a unas espectaculares bóvedas de medio cañón reforzadas con unos arcos fajones.

La decoración es muy limitada, al menos en esta parte del edificio, claramente románico. En otras partes, ya de siglos posteriores (tardomedievales e incluso renacentistas), esta cuestión cambia.



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