Este nuevo estilo artístico, a nivel de la construcción de edificios, se puede caracterizar por los siguientes elementos:
- Utilización del arco apuntado, u ojival, para cubrir los vanos.
- El sistema de cubrimiento de las naves ya no es la bóveda de medio cañón, propia del románico, sino la bóveda de crucería, ya que la bóveda se divide en tramos y, en cada tramo de bóveda, se cruzan dos semitramos.
- Predominio del vano sobre el muro, en contraposición con el arte románico, en el que el muro predominaba sobre el vano para evitar que éste se hundiera, y por motivos ideológico-didácticos: había que crear una atmósfera de misterio y de presión. Sin embargo, con el gótico esta atmósfera no es necesaria, y los arquitectos tratan de facilitar la entrada de la luz por unos amplios vanos que, además, están cubiertos de vidrieras para crear juegos de luz.
- Utilización de los arbotantes para sostener los muros al exterior. Se trata de una especie de semi-arcos que distribuyen la presión de los muros, y la alejan, para así sostener mejor las paredes y poderlas elevar. Como resultado, las iglesias y catedrales no necesitarán estar tan reforzadas, se podrán abrir vanos más amplios, y, además, se podrán elevar en altura. No obstante, perviven los contrafuertes para reforzar la acción de los arbotantes.
- Se multiplican las naves, de forma que, algunas catedrales, enormes, se componen de cinco, o incluso siete naves.
- Las torres de los pies del edificio son imponentes.
- Se construyen edificios civiles, como ayuntamientos y palacios, por lo que este estilo deja de ser simplemente religioso.
- Los edificios ganan en altura.
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