martes, 27 de junio de 2017

Los ciclos demográficos


Como podemos comprobar, este gráfico ilustra el modelo de evolución poblacional, aunque en un contexto de máximo desarrollo económico y social. 

Sin entrar en consideraciones sobre esta idea, es adecuado que observemos la evolución de las diferentes etapas. Así pues, la primera de ellas, el "ciclo demográfico antiguo", en realidad estaría ejemplificada por territorios hoy desarrollados de Europa Occidental, Japón, Este de China, Estados Unidos, parte de Australia... que hace tiempo presentaban un panorama en el que las condiciones tecnológicas de los medios de producción y de las estrategias de adaptación al medio eran tan simples, que las diferentes poblaciones estaban sometidas a los ciclos naturales en cuanto a clima y en cuanto a otras cuestiones que exceden estas líneas. 
Por todo ello, nos encontraríamos ante una situación antigua, pero que es compartida, en estos momentos, por todos aquellos territorios en los que la estructura económica, social, política y mental justifiquen altas mortalidades y altas natalidades, así como crecimientos vegetativos muy lentos. Es decir, aquellos territorios de más bajo nivel de desarrollo. 

Respecto de la última etapa, estos datos de natalidad tan reducida, así como de mortalidad, ofrecen un panorama de crecimiento vegetativo muy escaso. Tan escaso, que incluso no se llega al índice de reposición. Ahora bien, éste no es simplemente un problema demográfico, sino que también lo es a nivel político y social. Si se transfiriera este panorama a una pirámide de población, comprobaríamos que el modelo que se corresponde, probablemente ofrezca una tasa de dependencia muy fuerte, con lo que el Estado del Bienestar, que es el modelo de Estado desarrollado en Europa y demás territorios desarrollados desde el final de la II Guerra Mundial, estaría en peligro. 

Las etapas intermedias son las de tránsito entre un modelo antiguo y uno moderno, si se utiliza el referente de Europa Occidental, por ejemplo. Sin embargo, esos panoramas demográficos se constatan en territorios con un cierto grado de desarrollo en el primer caso, lo cual se transferiría a una pirámide de población con una base ancha pero con pendientes menos pronunciadas, y prolongadas hasta edades más longevas. En el segundo caso nos encontraríamos con territorios hoy más desarrollados, pero sin llegar al caso de Europa Occidental. Utilizando, de nuevo, la pirámide de población, el gráfico resultante ofrecería un tímido estrechamiento en la base, propio de territorios que, por motivos muy diversos, empiezan a presentar natalidades en proceso de reducción. 
 

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