Como sabemos, los monarcas de la Monarquía Hispánica reinaban sobre vastos territorios. A nivel administrativo, las divisiones territoriales más grandes eran gobernadas por un delegado del rey, el virrey, que ejercía las funciones de éste, aunque de forma provisional y limitada en el tiempo, en una zona concreta.
Este es el caso de Nueva España y del Perú.
Con el tiempo, aparecieron nuevos virreinatos, como el Virreinato del Río de la Plata
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