A mediados del siglo XIV, alrededor de 1348, unos barcos procedentes de Crimea trajeron a Europa unas ratas que portaron consigo un bacilo mortífero: la Peste Negra o Peste bubónica.
Esta enfermedad destrozó a la creciente población europea, que no sabía de dónde venía el mal. Las ciudades, poco higiénicas, fueron pasto de esta epidemia.
Todo se iniciaba con una decoloración de la piel. Posteriormente, fiebre alta, escalofríos y fiebre intensa debilitaban el cuerpo que estaba siendo atacado por bubones que afectaban los ganglios (de ahí el sobrenombre de bubónica). La muerte era cuestión de días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario